Sal a la calle, levanta la mirada y busca al sol
con ella. ¿Lo tienes? Levanta el dedo pulgar de alguna de tus manos e intenta
taparlo. ¿Qué ocurre?
¿De qué nos sirve decir una pequeña mentira cuando
sabemos que la verdad hará mucho daño? ‘No se enterará, además, tampoco tiene
demasiada importancia…’ Cuando mentimos y nadie se percata de la verdad, la
mentira se va haciendo más y más grande y quizás lo que al principio era un
grano de arena, hoy es un desierto y las consecuencias de que esa mentira salga
a la luz son desmesuradas. ¿El verdadero problema? Que ya es tarde para hacer
las cosas bien, muy tarde.
Antes viste que algo tan sumamente grande no se
tapa con un dedo. Y entonces, ¿cómo puedo tapar el sol si no es con un solo
dedo? Te quedan 9 más, podrías usarlos. Le quitarían importancia al que
utilizaste al principio, pero siempre estará ahí, ayudando junto con los demás.
Y una gran mentira, ¿con qué se cubre? Con más
mentiras. Es un bucle infinito. Hasta que la propia verdad te estalle
en la cara. ¿Qué harás entonces? Solo te quedará pedir perdón y esperar a que
algún día esa ‘pequeña’ mentira y el recuerdo que dejaste por haberla
mencionado desaparezcan. Pongamos ‘perdón’ en lugar de ‘dedo’ y recuerda; algo
tan sumamente grande no desaparece con un simple dedo.
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